La distribución de la vegetación guarda una relación evidente con las diversas
zona climáticas del territorio mexicano. En las regiones áridas del Norte domina
una vegetación de matorral desértico espinoso, adaptada en suma a la gran escasez
de humedad.
Abunda
el mezquite (Procopis juliflora), la yuca o palma china,
variedades de nopal (Opuntia silleni), agaves (Agave stricta) y
numerosas
cactáceas. Las encinas y los pinos se refugian en las altas vertientes
de las
montañas. En la
meseta de Anáhuac y en general en las zonas llamadas templadas, el piso
inferior
vegetal comprende especies de bosque templado, caducifolias o no, tales
como coníferas, chopos, sauces, robles y fresnos, entre otros.
En las montañas entre los 2,500-3,900 mts., dominan las encinas y pinos (Pinus montezumae
y Pinus haztwegii, por ejemplo), alternando, según la altitud, con especies del
género Abies y cedros (Cupressus lindleyi).
Por encima de los (últimos pisos de esta masa forestal empiezan a dominar las
gramíneas de la pradera alpina. Los manchones de selva tropical abundan en las regiones meridionales
del país,
que son, como se sabe, las más lluviosas y cálidas. Existe una gran variedad de
especies,
entre las que destacan la caoba (Swietenia macrophylla) y diversos árboles de
madera
preciada. Los mangles tales como Rhizophora mangle y Avicennia nitida abundan
a lo largo del golfo de México. Como cultivos característicos puede citarse el henequén en el Yucatán y el maguey en el
Sur de la altiplanicie interior. En algunas regiones son frecuentes también los eucaliptos
(Eucaliptus globullus) de procedencia australiana.
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